viernes, 12 de noviembre de 2010

Antecedentes


Antes de empezar a hablar de Neoplasticismo es preciso mencionar primero, algunos acontecimientos que desencadenaron este movimiento. 

En torno a la I Guerra Mundial hemos visto surgir iniciativas que cuestionan varios aspectos del arte tradicional: 

- Relación del arte con la realidad sensible (cuestionamiento del grado de realidad sensible que se pone de manifiesto en la obra figurativa: una duda que, desde el postimpresionismo, acaba por llevar a la autonomía completa de la obra de arte, es decir, a la pintura no imitativa). 
- Relación del arte con la vida: es decir, el compromiso intelectual y social del artista para incidir en la mejora del mundo. 
La nueva situación de Europa, en la que la tecnología y la ciencia iban ganando terreno, hace también que se cuestione cada vez más el peso del mundo de los sentimientos, de lo emotivo, con lo que ello conlleva de azaroso, de dependiente del individuo (raíz romántica), frente a un mundo cada vez más dominado por la asepsia colectiva de la máquina. Como consecuencia de todo esto, en los años que se sitúan en torno a la I Guerra Mundial surgen una serie de propuestas que abogan por un arte: no imitativo, antiilusionista y antidramático. 
En estas categorías pueden englobarse cubismo, futurismo, orfismo, pero también el constructivismo y suprematismo ruso, y el neoplasticismo de Mondrian, así como otra iniciativa de mayor amplitud de planteamientos y aplicaciones: La Bauhaus. 
Estos últimos movimientos, por los acontecimientos políticos que tienen lugar en sus países de origen (revolución soviética, nazismo, II Guerra Mundial) y la consecuente emigración de muchos de sus artistas principales, tienen además una enorme influencia en el arte internacional. 

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